Mientras aquí, en este paraíso
hay una lluvia sin final,
del otro lado del paraíso
hay un cielo para soñar.
Del otro lado del paraíso,
al llegar la luz solar,
las aves vuelan y conversan.
Y en las tardes de solsticio
pintan en las rocas un mural.
Una vez pasado el paraíso
hay una luna que brilla más,
y un arroyo que la hace sonrojar;
que lleva sus problemas al olvido,
que la pierde entre las olas del mar.
Perdida, se pone a suspirar
con estos versos que le dedico.
Del otro lado del paraíso
las musas quieren bailar,
sus pies y caderas contentas
se mueven con cierto brío
e invitan a todos a cantar.
Mientras aquí, en este paraíso
un ángel se dedica a observar
a los árboles color cobrizo
y a cada nube que viene y que va.
